Las 7 principales
corrientes de la Psicología
La psicología es una ciencia joven, pero a pesar de
su corta trayectoria vital le ha dado tiempo a crear varias corrientes
psicológicas que establecen el modo en el que se investiga, los conceptos y
métodos que se utilizan para trabajar, y el objetivo que se persigue.
De hecho, la variedad de propuestas teóricas y
prácticas acerca del rumbo que puede tomar la psicología ha sido
sorprendentemente grande, lo cual no significa que no puedan ser resumidas.
La psicología como disciplina separada de la
filosofía apareció durante la segunda mitad del siglo XIX. Normalmente se
considera que su nacimiento coincidió con la inauguración del laboratorio de
investigaciones en psicología creado por Wilhelm Wundt en el 1879.
A partir de ese momento, empezaron a surgir
diferentes enfoques de la psicología, muchos de los cuales aparecían como
reacción al resto. Son los siguientes.
1. Estructuralismo
Esta corriente aparecida hacia 1890 incluye a los
miembros de la tradición de investigación psicológica inaugurada por Wilhelm
Wundt. Edward Titchener fue su principal representante, y defendió la idea de
que el objetivo de la psicología debía ser descubrir los elementos básicos de
la consciencia y el modo en el que interactúan entre ellos para crear los
procesos mentales.
Se trata de una perspectiva reduccionista, ya que
pretendía investigar desde los elementos más básicos para entender los más
complejos, y mecanicista, ya que se basaba en la idea de que un sistema tan
complejo como el que compone nuestra mente puede ser reducido a partes
aisladas, como si fuese un motor.
Justamente por su enfoque más académico que
pragmático, pronto apareció otra corriente que pasó a competir con esta: el
funcionalismo.
2. Funcionalismo
Una de las principales corrientes de la psicología
de las aparecidas a principios del siglo XX. El funcionalismo, que nació en la
primera década del siglo XX, supone un rechazo al enfoque estructuralista; en
vez de centrarse en estudiar los componentes de la mente, tenía como objetivo
entender los procesos mentales. No se centraba en las "piezas", sino
en el funcionamiento, es decir las funciones psicológicas que se llevan a cabo
dentro de nuestra cabeza (y, por extensión, dentro de nuestro cuerpo).
Además, mientras que los planteamientos del
estructuralismo tenían que ver con preguntas muy abstractas y generales, el
funcionalismo aspiraba a ofrecer herramientas útiles. La idea era conocer cómo
funcionamos para poder utilizar esos conocimientos en problemas cotidianos y
específicos.
Aunque él mismo se desvinculó del funcionalismo, se
considera que William James fue una de las grandes figuras históricas del
desarrollo de la psicología que mejor encarnaba los planteamientos y
preocupaciones propios de esta corriente.
3. Psicoanálisis y psicodinámica
La corriente psicodinámica apareció por primera vez
a través de a obra de Sigmund Freud, en los últimos años del siglo XIX. Se
basaba en la idea de que el coportamiento humano, tanto en sus movimientos,
pensamientos y emociones, es el producto de una lucha de fuerzas opuestas que
tratan de imponerse a la otra. Esta lucha es inconsciente, pero según los
seguidores de esta corriente puede ser reconocida a través de la
intterpretación de sus manifestaciones simbólicas.
Aunque la obra de Sigmund Freud ha dado pie a la
cración de muchas teorías psicológicas y escuelas de terapia diferentes, lo
cierto es que actualmente no cuentan con aval científico, entre otras cosas por
la crítica que el filósofo de la ciencia Karl Popper realizó acerca de esta
manera de investigar.
• Artículo
relacionado: "El ello, el yo y el superyó, según Sigmund Freud"
4. Conductismo
El conductismo se consolidó poco después del
psicoanálisis, y apareció siendo una corriente d la psicología que se oponía a
Freud y a sus seguidores, pero también a muchos otros investigadores con
tendencia hacia el mentalismo. Al contrario que estos últimos, los conductistas
enfatizaban la importancia de basar la investigación en elementos observables
del comportamiento, evitando al máximo la especulación no justificada y huyendo
de la interpretación de los actos en clave simbólica.
Fundamentalmente, los conductistas se caracterizaban
por considerar que el objeto de estudio de la psicología debía ser la conducta,
y no lo que suele entenderse por "procesos mentales" o, por supuesto,
cualquier tipo de especulación sobre el alma (si bien llegado cierto punto también
pasaron a estudiarse los procesos mentales, aunque entendidos como conducta,
igual que la conducta motora).
Pero a pesar de que los conductistas querían basar
su trabajo en el estudio de la materia y no del alma, eso no significa que se
dedicasen a estudiar el cerebro, tal y como haría un neurólogo.
A diferencia de los biopsicólogos, para hacer su
trabajo los conductistas no necesitaban conocer detalles sobre lo que ocurre en
nuestro sistema nervioso al realizar ciertas tareas. En vez de eso, se centraban
en estudiar las relaciones que se crean entre los estímulos y las repuestas.
Por ejemplo, para saber si un sistema de recompensas funciona o no en una
empresa, no es necesario saber qué circuitos de neuronas están interviniendo en
este proceso.
De este modo, en esta corriente de la psicología la
unidad de análisis es la contingencia: la relación entre estímulos y sus
respuestas (siendo ambos observables y medibles). Sin embargo, como medir
ciertas reacciones ante estímulos se consideraba inmoral utilizando seres
humanos, se basaban en la experimentación con animales, lo cual dio mucha
fuerza a la psicología comparada.
Dos de los representantes más famosos de esta
corriente de la psicología fueron John B. Watson y B. F. Skinner.
• Artículo
relacionado: "Conductismo: historia, conceptos y autores principales"
5. Gestalt
Esta corriente, que no debe ser confundida con la
terapia Gestalt, nació en Alemania para estudiar procesos psicológicos
relacionados con la percepción y con el modo en el que se llega a soluciones
ante problemas nuevos.
Para estos investigadores, tanto al ver una imagen
como al tener una idea somos capaces de crear una imagen global acerca del
entorno y sus potencialidades, en vez de limiarnos a acumular información pieza
por pieza acerca de lo que nos rodea y luego hacer que estos elementos encajen.
Por ejemplo, al resolver un puzzle o vamos probando
hasta que por casualidad lo conseguimos, sino que se nos aparece una imagen de
la resolución del problema de forma espontánea. Wolfgang Köhler, por ejemplo,
estudió cómo los chimpancés llegan a conclusiones acerca de posibles maneras de
modificar el entorno para obtener comida.
Este colectivo de investigadores desarrollaron una
serie de normas, las llamadas "leyes de la Gestalt", a través de las
cuales describían los procesos por los que nuestro cerebro crea unidades de
información cualitativamente diferentes de los datos que le llegan a través de
los sentidos.
6. Humanismo
Técnicamente, la psicología humanista no se
caracteriza por proponer herramientas de investigación o de intervención
determinadas, y tampoco se fundamenta en presuposiciones científicas
diferenciadas. Lo que la distingue es el modo en el que se vincula la
psicología con la ética y con un concepto del ser humano.
En esta corriente se cree que la función de la
psicología no debe ser simplemente obtener información y analizarla fríamente,
sino que hay que hacer felices a las personas.
A la práctica, esto ha significado que los
psicólogos humanistas se han basado mucho en la fenomenología y han considerado
que lo subjetivo y lo no medible directamente también debe tener valor para la
psicoterapia y la investigación. Esto les ha valido muchas críticas, ya que
puede ser entendido como un síntoma de que su orientación es dualista.
Uno de los representantes de est corriente más
conocidos fue Abraham Maslow, que teorizó acerca de la jerarquía de necesidades
humanas.
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7. Cognitivismo
El cognitivismo se consolidó como corriente de la
psicología a finales de los años 60, y fue una reacción al conductismo de B. F.
Skinner. Supuso una vuelta al estudio de los procesos mentales que no eran
demasiado tenidos en cuenta por los conductistas, y esto hizo que apareciese
una nueva preocupación por las creencias, las emociones, la toma de decisiones,
etc.
Sin embargo, en lo metodológico esta nueva corriente
se vio muy influida por el conductismo, y utilizó muchas de sus herramientas de
intervención y de investigación. Actualmente, el cognitivismo es la perspectiva
dominante.
TIPOS DEL AFRONTAMIENTO
Los estilos de
afrontamiento son aquellas predisposiciones personales para hacer frente a
diversas situaciones y son los responsables de las preferencias individuales en
el uso de ciertas estrategias de afrontamiento, así como su estabilidad
temporal y situacional (Fernández-Abascal, 2002). Los estilos de afrontamiento
se diferencian de los rasgos de personalidad ya que estos últimos son formas
generales de responder a diferentes situaciones mientras que los estilos de
afrontamiento representan las diferencias individuales o formas generales de
responder el estrés (Taylor, 2003).
Fernández-Abascal
(1997) planteó un modelo integrador de sobre los estilos de afrontamiento en la
cual señala tres dimensiones básicas a lo largo de las cuales se sitúan los
diferentes estilos (citado por Fernández-Abascal, 2002), estas dimensiones son:
a) El método empleado
en el afrontamiento, donde se puede distinguir afrontamiento activo, el
que moviliza esfuerzos para los distintos tipos de solución de la situación;
estilo pasivo, el que se basa en no hacer nada directamente en la
situación, sino simplemente esperar que cambien las condiciones; y evitación,
en el que se trata de evitar o huir de la situación y/o sus consecuencias.
b) La focalización
del afrontamiento, donde se distingue el estilo de afrontamiento dirigido
al problema que trata de alterar las condiciones responsables de la
amenaza; estilo centrado en la emoción, busca reducir o eliminar el
malestar emocionales; y el estilo centrado en modificar la evaluación, es
decir, la reevaluación del problema.
c) La actividad
movilizada en el afrontamiento, por lo que los esfuerzos pueden ser cognitivos,
los esfuerzos desplegados son conductas encubiertas; o conductuales, (implican
esfuerzos desplegados en comportamientos manifiestos.
Kleinke (2007)
considera que los principales estilos de afrontamiento siguen siendo los
planteados por Lazarus y Folkman (1986); es decir, el afrontamiento enfocado o
centrado en el problema y en la emoción.
a.
Afrontamiento centrado en el
problema: Se
presenta cuando la persona busca cambiar la relación existente, sea alejando o
disminuyendo el impacto de la amenaza. Incluye el uso estrategias como
resolución de problemas, toma de decisiones, buscar información, manejo del
propio tiempo, buscar consejo o elaborar un plan. Tales estrategias tienden a
centrarse en la acción y suelen utilizarse cuando la persona cree que aún se
puede hacer algo por cambiar la situación estresante.
b. Afrontamiento centrado en la emoción: Tiene lugar cuando los esfuerzos de
afrontamiento se dirigen a modificar la reacción emocional. Este objetivo
implica pensar más que actuar para cambiar la relación persona - ambiente y se
logra a través de una reestructuración cognitiva. Las estrategias de
afrontamiento que se ubican en este grupo también son llamadas estrategias
cognitivas de afrontamiento y pueden tender a un carácter pasivo presentándose
frecuentemente en personas que creen que es difícil hacer algo para
cambiar el
estresor y por lo tanto sólo debe resistirlo (Folkman et al., 1991). Pero
también puede implicar el uso de estrategias como el ejercicio físico,
meditación, expresión de sentimientos y la búsqueda de soporte (Kleinke, 2007).
Las
investigaciones respecto a los estilos señalan el afrontamiento centrado en el problema es el de mayor
utilidad para la persona, en tanto está se relaciona con un mayor bienestar
físico. Por el contrario, aquellos sujetos que preferentemente utilizan
estrategias paliativas, como las centradas
en las emociones o el escape conductual y/o cognitivo, manifiestan un
mayor malestar físico (Carver y Scheier, 1994).
Kleinke (2007)
señala que cuando se puede hacer algo frente a los problemas o retos es mejor
usar un afrontamiento centrado en el
problema; sin embargo, cuando el problema es percibido como fuera del
control personal, es preferible utilizar un estilo de afrontamiento centrado en la emoción. Lazarus y
Lazarus (2000) agregan que el este último estilo es particularmente útil cuando
la situación estresante que enfrenta la persona no puede ser cambiada ya que
ayuda a controlar la angustia y disfunción que podría generarse cuando poco o
nada puede hacerse, de tal forma que este estilo ayudaría a mantener la moral
en alto al mantenerse la esperanza. Cabe recordar que el contar con estrategias
mixtas puede ser de mayor beneficio.
Estrategias centradas en el problema:
1. Afrontamiento
Activo: Se define como el
proceso de ejecutar acciones directas incrementando los esfuerzos con el fin de
apartar o evitar el estresor, o aminorar sus efectos negativos.
2. Planificación: Implica pensar en cómo manejarse
frente al estresor, organizando estrategias de acción, pensando que paso tomar
y estableciendo cual será la mejor forma de manejar el problema.
3. Supresión de
actividades competentes: Se
refiere a dejar de lado, o incluso dejar pasar, otros proyectos o actividades
evitando ser distraído, con la finalidad de poder manejar el estresor.
4. Postergación
del afrontamiento: Consiste
en esperar hasta que se presente la oportunidad apropiada para actuar sobre el
problema evitando hacer algo prematuro.
5. Búsqueda de
apoyo social por razones instrumentales: Consiste en buscar en los demás consejo, asistencia e información
con el fin de solucionar problemas.
Estrategias centradas en la emoción:
6. Búsqueda de
apoyo social por razones emocionales:
Consiste en buscar en los demás apoyo moral, empatía y comprensión de
los demás con el fin de aliviar la reacción emocional negativa.
7. Reinterpretación
positiva y crecimiento: Consiste
en evaluar el problema de manera positiva, otorgándole connotaciones favorables
a la experiencia en sí misma y en otros casos asumiéndola como un aprendizaje
para el futuro.
8. Aceptación: Engloba dos aspectos durante el
proceso de afrontamiento. El primero se realiza durante la fase de evaluación
primaria, cuando la persona acepta que a situación estresante realmente existe,
y el segundo tiene lugar durante la evaluación secundaria y consiste en aceptar
la realidad como un hecho con el que se tendrá que convivir ya que no se podrá
modificar.
9. Negación: Consiste en rehusarse a creer que el
estresor existe, o tratar de actuar pensando como si el estresor no fuera real.
10. Acudir a la religión: Es
la tendencia de volcarse a la religión en situaciones de estrés con la
intención de reducir la tensión existente