domingo, 3 de abril de 2022

CORRIENTES DE PSICOLOGÍA Y AFRONTAMIENTO

 

Las 7 principales corrientes de la Psicología


La psicología es una ciencia joven, pero a pesar de su corta trayectoria vital le ha dado tiempo a crear varias corrientes psicológicas que establecen el modo en el que se investiga, los conceptos y métodos que se utilizan para trabajar, y el objetivo que se persigue.

De hecho, la variedad de propuestas teóricas y prácticas acerca del rumbo que puede tomar la psicología ha sido sorprendentemente grande, lo cual no significa que no puedan ser resumidas.

 

La psicología como disciplina separada de la filosofía apareció durante la segunda mitad del siglo XIX. Normalmente se considera que su nacimiento coincidió con la inauguración del laboratorio de investigaciones en psicología creado por Wilhelm Wundt en el 1879.

A partir de ese momento, empezaron a surgir diferentes enfoques de la psicología, muchos de los cuales aparecían como reacción al resto. Son los siguientes.

 

1. Estructuralismo

Esta corriente aparecida hacia 1890 incluye a los miembros de la tradición de investigación psicológica inaugurada por Wilhelm Wundt. Edward Titchener fue su principal representante, y defendió la idea de que el objetivo de la psicología debía ser descubrir los elementos básicos de la consciencia y el modo en el que interactúan entre ellos para crear los procesos mentales.

Se trata de una perspectiva reduccionista, ya que pretendía investigar desde los elementos más básicos para entender los más complejos, y mecanicista, ya que se basaba en la idea de que un sistema tan complejo como el que compone nuestra mente puede ser reducido a partes aisladas, como si fuese un motor.

Justamente por su enfoque más académico que pragmático, pronto apareció otra corriente que pasó a competir con esta: el funcionalismo.

 

2. Funcionalismo

Una de las principales corrientes de la psicología de las aparecidas a principios del siglo XX. El funcionalismo, que nació en la primera década del siglo XX, supone un rechazo al enfoque estructuralista; en vez de centrarse en estudiar los componentes de la mente, tenía como objetivo entender los procesos mentales. No se centraba en las "piezas", sino en el funcionamiento, es decir las funciones psicológicas que se llevan a cabo dentro de nuestra cabeza (y, por extensión, dentro de nuestro cuerpo).

Además, mientras que los planteamientos del estructuralismo tenían que ver con preguntas muy abstractas y generales, el funcionalismo aspiraba a ofrecer herramientas útiles. La idea era conocer cómo funcionamos para poder utilizar esos conocimientos en problemas cotidianos y específicos.

Aunque él mismo se desvinculó del funcionalismo, se considera que William James fue una de las grandes figuras históricas del desarrollo de la psicología que mejor encarnaba los planteamientos y preocupaciones propios de esta corriente.

 

3. Psicoanálisis y psicodinámica

 

La corriente psicodinámica apareció por primera vez a través de a obra de Sigmund Freud, en los últimos años del siglo XIX. Se basaba en la idea de que el coportamiento humano, tanto en sus movimientos, pensamientos y emociones, es el producto de una lucha de fuerzas opuestas que tratan de imponerse a la otra. Esta lucha es inconsciente, pero según los seguidores de esta corriente puede ser reconocida a través de la intterpretación de sus manifestaciones simbólicas.

Aunque la obra de Sigmund Freud ha dado pie a la cración de muchas teorías psicológicas y escuelas de terapia diferentes, lo cierto es que actualmente no cuentan con aval científico, entre otras cosas por la crítica que el filósofo de la ciencia Karl Popper realizó acerca de esta manera de investigar.

          Artículo relacionado: "El ello, el yo y el superyó, según Sigmund Freud"

 

 

 




 

4. Conductismo

El conductismo se consolidó poco después del psicoanálisis, y apareció siendo una corriente d la psicología que se oponía a Freud y a sus seguidores, pero también a muchos otros investigadores con tendencia hacia el mentalismo. Al contrario que estos últimos, los conductistas enfatizaban la importancia de basar la investigación en elementos observables del comportamiento, evitando al máximo la especulación no justificada y huyendo de la interpretación de los actos en clave simbólica.

Fundamentalmente, los conductistas se caracterizaban por considerar que el objeto de estudio de la psicología debía ser la conducta, y no lo que suele entenderse por "procesos mentales" o, por supuesto, cualquier tipo de especulación sobre el alma (si bien llegado cierto punto también pasaron a estudiarse los procesos mentales, aunque entendidos como conducta, igual que la conducta motora).

Pero a pesar de que los conductistas querían basar su trabajo en el estudio de la materia y no del alma, eso no significa que se dedicasen a estudiar el cerebro, tal y como haría un neurólogo.

A diferencia de los biopsicólogos, para hacer su trabajo los conductistas no necesitaban conocer detalles sobre lo que ocurre en nuestro sistema nervioso al realizar ciertas tareas. En vez de eso, se centraban en estudiar las relaciones que se crean entre los estímulos y las repuestas. Por ejemplo, para saber si un sistema de recompensas funciona o no en una empresa, no es necesario saber qué circuitos de neuronas están interviniendo en este proceso.

De este modo, en esta corriente de la psicología la unidad de análisis es la contingencia: la relación entre estímulos y sus respuestas (siendo ambos observables y medibles). Sin embargo, como medir ciertas reacciones ante estímulos se consideraba inmoral utilizando seres humanos, se basaban en la experimentación con animales, lo cual dio mucha fuerza a la psicología comparada.

Dos de los representantes más famosos de esta corriente de la psicología fueron John B. Watson y B. F. Skinner.

          Artículo relacionado: "Conductismo: historia, conceptos y autores principales"

 

5. Gestalt

 

Esta corriente, que no debe ser confundida con la terapia Gestalt, nació en Alemania para estudiar procesos psicológicos relacionados con la percepción y con el modo en el que se llega a soluciones ante problemas nuevos.

Para estos investigadores, tanto al ver una imagen como al tener una idea somos capaces de crear una imagen global acerca del entorno y sus potencialidades, en vez de limiarnos a acumular información pieza por pieza acerca de lo que nos rodea y luego hacer que estos elementos encajen.

Por ejemplo, al resolver un puzzle o vamos probando hasta que por casualidad lo conseguimos, sino que se nos aparece una imagen de la resolución del problema de forma espontánea. Wolfgang Köhler, por ejemplo, estudió cómo los chimpancés llegan a conclusiones acerca de posibles maneras de modificar el entorno para obtener comida.

Este colectivo de investigadores desarrollaron una serie de normas, las llamadas "leyes de la Gestalt", a través de las cuales describían los procesos por los que nuestro cerebro crea unidades de información cualitativamente diferentes de los datos que le llegan a través de los sentidos.

 

6. Humanismo

Técnicamente, la psicología humanista no se caracteriza por proponer herramientas de investigación o de intervención determinadas, y tampoco se fundamenta en presuposiciones científicas diferenciadas. Lo que la distingue es el modo en el que se vincula la psicología con la ética y con un concepto del ser humano.

En esta corriente se cree que la función de la psicología no debe ser simplemente obtener información y analizarla fríamente, sino que hay que hacer felices a las personas.

A la práctica, esto ha significado que los psicólogos humanistas se han basado mucho en la fenomenología y han considerado que lo subjetivo y lo no medible directamente también debe tener valor para la psicoterapia y la investigación. Esto les ha valido muchas críticas, ya que puede ser entendido como un síntoma de que su orientación es dualista.

Uno de los representantes de est corriente más conocidos fue Abraham Maslow, que teorizó acerca de la jerarquía de necesidades humanas.

          Quizás te interese: Psicología Humanista: historia, teoría y principios básicos

 

7. Cognitivismo

El cognitivismo se consolidó como corriente de la psicología a finales de los años 60, y fue una reacción al conductismo de B. F. Skinner. Supuso una vuelta al estudio de los procesos mentales que no eran demasiado tenidos en cuenta por los conductistas, y esto hizo que apareciese una nueva preocupación por las creencias, las emociones, la toma de decisiones, etc.

Sin embargo, en lo metodológico esta nueva corriente se vio muy influida por el conductismo, y utilizó muchas de sus herramientas de intervención y de investigación. Actualmente, el cognitivismo es la perspectiva dominante.

 

TIPOS DEL AFRONTAMIENTO

Los estilos de afrontamiento son aquellas predisposiciones personales para hacer frente a diversas situaciones y son los responsables de las preferencias individuales en el uso de ciertas estrategias de afrontamiento, así como su estabilidad temporal y situacional (Fernández-Abascal, 2002). Los estilos de afrontamiento se diferencian de los rasgos de personalidad ya que estos últimos son formas generales de responder a diferentes situaciones mientras que los estilos de afrontamiento representan las diferencias individuales o formas generales de responder el estrés (Taylor, 2003).

 

Fernández-Abascal (1997) planteó un modelo integrador de sobre los estilos de afrontamiento en la cual señala tres dimensiones básicas a lo largo de las cuales se sitúan los diferentes estilos (citado por Fernández-Abascal, 2002), estas dimensiones son:

 

a) El método empleado en el afrontamiento, donde se puede distinguir afrontamiento activo, el que moviliza esfuerzos para los distintos tipos de solución de la situación; estilo pasivo, el que se basa en no hacer nada directamente en la situación, sino simplemente esperar que cambien las condiciones; y evitación, en el que se trata de evitar o huir de la situación y/o sus consecuencias.

b) La focalización del afrontamiento, donde se distingue el estilo de afrontamiento dirigido al problema que trata de alterar las condiciones responsables de la amenaza; estilo centrado en la emoción, busca reducir o eliminar el malestar emocionales; y el estilo centrado en modificar la evaluación, es decir, la reevaluación del problema.

c) La actividad movilizada en el afrontamiento, por lo que los esfuerzos pueden ser cognitivos, los esfuerzos desplegados son conductas encubiertas; o conductuales, (implican esfuerzos desplegados en comportamientos manifiestos.

Kleinke (2007) considera que los principales estilos de afrontamiento siguen siendo los planteados por Lazarus y Folkman (1986); es decir, el afrontamiento enfocado o centrado en el problema y en la emoción.

 

a.      Afrontamiento centrado en el problema: Se presenta cuando la persona busca cambiar la relación existente, sea alejando o disminuyendo el impacto de la amenaza. Incluye el uso estrategias como resolución de problemas, toma de decisiones, buscar información, manejo del propio tiempo, buscar consejo o elaborar un plan. Tales estrategias tienden a centrarse en la acción y suelen utilizarse cuando la persona cree que aún se puede hacer algo por cambiar la situación estresante.

 

b. Afrontamiento centrado en la emoción: Tiene lugar cuando los esfuerzos de afrontamiento se dirigen a modificar la reacción emocional. Este objetivo implica pensar más que actuar para cambiar la relación persona - ambiente y se logra a través de una reestructuración cognitiva. Las estrategias de afrontamiento que se ubican en este grupo también son llamadas estrategias cognitivas de afrontamiento y pueden tender a un carácter pasivo presentándose frecuentemente en personas que creen que es difícil hacer algo para

cambiar el estresor y por lo tanto sólo debe resistirlo (Folkman et al., 1991). Pero también puede implicar el uso de estrategias como el ejercicio físico, meditación, expresión de sentimientos y la búsqueda de soporte (Kleinke, 2007).

 

Las investigaciones respecto a los estilos señalan el afrontamiento centrado en el problema es el de mayor utilidad para la persona, en tanto está se relaciona con un mayor bienestar físico. Por el contrario, aquellos sujetos que preferentemente utilizan estrategias paliativas, como las centradas en las emociones o el escape conductual y/o cognitivo, manifiestan un mayor malestar físico (Carver y Scheier, 1994).

 

Kleinke (2007) señala que cuando se puede hacer algo frente a los problemas o retos es mejor usar un afrontamiento centrado en el problema; sin embargo, cuando el problema es percibido como fuera del control personal, es preferible utilizar un estilo de afrontamiento centrado en la emoción. Lazarus y Lazarus (2000) agregan que el este último estilo es particularmente útil cuando la situación estresante que enfrenta la persona no puede ser cambiada ya que ayuda a controlar la angustia y disfunción que podría generarse cuando poco o nada puede hacerse, de tal forma que este estilo ayudaría a mantener la moral en alto al mantenerse la esperanza. Cabe recordar que el contar con estrategias mixtas puede ser de mayor beneficio.

 

Estrategias centradas en el problema:

1. Afrontamiento Activo: Se define como el proceso de ejecutar acciones directas incrementando los esfuerzos con el fin de apartar o evitar el estresor, o aminorar sus efectos negativos.

2. Planificación: Implica pensar en cómo manejarse frente al estresor, organizando estrategias de acción, pensando que paso tomar y estableciendo cual será la mejor forma de manejar el problema.

3. Supresión de actividades competentes: Se refiere a dejar de lado, o incluso dejar pasar, otros proyectos o actividades evitando ser distraído, con la finalidad de poder manejar el estresor.

4. Postergación del afrontamiento: Consiste en esperar hasta que se presente la oportunidad apropiada para actuar sobre el problema evitando hacer algo prematuro.

5. Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales: Consiste en buscar en los demás consejo, asistencia e información con el fin de solucionar problemas.

 

Estrategias centradas en la emoción:

6. Búsqueda de apoyo social por razones emocionales: Consiste en buscar en los demás apoyo moral, empatía y comprensión de los demás con el fin de aliviar la reacción emocional negativa.

7. Reinterpretación positiva y crecimiento: Consiste en evaluar el problema de manera positiva, otorgándole connotaciones favorables a la experiencia en sí misma y en otros casos asumiéndola como un aprendizaje para el futuro.

8. Aceptación: Engloba dos aspectos durante el proceso de afrontamiento. El primero se realiza durante la fase de evaluación primaria, cuando la persona acepta que a situación estresante realmente existe, y el segundo tiene lugar durante la evaluación secundaria y consiste en aceptar la realidad como un hecho con el que se tendrá que convivir ya que no se podrá modificar.

9. Negación: Consiste en rehusarse a creer que el estresor existe, o tratar de actuar pensando como si el estresor no fuera real. 10. Acudir a la religión: Es la tendencia de volcarse a la religión en situaciones de estrés con la intención de reducir la tensión existente





No hay comentarios:

Publicar un comentario